“This American Life” de Downliners Sekt ya sonaba a probeta mirada a través de un microscópio… Y eso es precisamente lo que muestra su videoclip.
¿Podemos repetir lo que siempre decimos cuando hablamos de Downliners Sekt? ¿Nos lo permitís? Es que, joder, qué queréis que os digamos, nos hace ilusión… La cuestión es que, desde el minuto cero en el que descubrimos a este dúo, nos quedamos con cara de gilipollas, preguntándonos cómo puede ser que los hubiéramos tenido tan cerca durante tanto tiempo sin habernos rendido ante ellos mucho antes. Porque no vamos a hacer el paripé de haceros creer que conocemos a Downliners Sekt desde sus inicios, ni hablar: nosotros los descubrimos cuando la gran mayoría, cuando publicaron su tremendísimo “Silent Ascent” (Infiné, 2014).
Pero desde entonces nos hemos puesto las pilas. To the max. Una prueba de ello es este Fast Date en el que conseguimos conocerles un poco más en profundidad; o esta otra noticia en la que celebrábamos que “Silent Ascent” fuera revisionado y remezclado por luminarias electrificadas como Blondes o Chevel. Pero centrémonos en el presente de Downliners Sekt, que sigue teniendo tela que cortar: ese presente con el nombre propio de “Silent Ascent” del que siguen saliendo singles pluscuamperfectos como “This American Life“.
Es este un corte que suena a una esterilización médica que ha salido mal y que de pronto empieza a verse invadida por gérmenes y bacterias externas en forma de glitches y cuts cortantes. Y, más que curiosamente, el videoclip de “This American Life“, dirigido por Juan Guasch, toma ese feeling quirúrgico y lo traduce en un conjunto de imágenes de microscopio en el que se van alternando diferentes componentes ¿químicos? ¿minerales? ¿biológicos? que son subyugantemente hipnóticos pese a que lo único que hacen es moverse un poquitín e ir cambiando y combinando colores. No se necesita mucho más cuando lo importante es que brille un temarral como “This American Life“.