La voz de la mujer ha sido tradicionalmente marginada en un mundo tan machista como el literario… Por suerte, hubo varias generaciones de amazonas de las letras que, consciente o inconscientemente, lucharon por una normalización de esta situación. Unas voces únicas y necesarias que, con el transcurso de los años, han ido adquiriendo más y más importancia. Como, por ejemplo, Marcella Oslchki, de quien ahora Periférica edita la que fue su segunda novela: “Oh, América“. De hecho, si te interesa mínimamente el tema, no estaría de más que le echaras un vistazo a “Una Postal de 1939“, la primera novela de Olschki que también publicó Periférica en el año 2012. Y es que, al fin y al cabo, bien podría considerarse “Oh, América” como una continuación directa del tono autobiográfico con el que esta autora engalanó aquel debut en el que se dejaba ver como una italiana joven, culta y políglota sin pelos en la lengua a la hora de escribir sobre el mundo que la rodea.
En esta segunda novela, que a la vez también sería la última (ojito, que estamos hablando de una escritora que se considera imprescindible con tan sólo dos trabajos editados), se centra en las vivencias de Olschki en el año 1946: tras casarse en Italia con un oficial norteamericano a finales de la guerra, la autora se ve en la tesitura de tener que viajar hacia Estados Unidos para reencontrarse con su esposo y vivir en pareja. Ya desde el viaje, Marcella expone que nada es como se lo imaginaba y, sobre todo, que nada es lo que parece al tratarse de esta gran nación con muchos claroscuros, hipocresías y sinsentidos. “Oh, América” destaca por ser una mirada adelantada a su tiempo, feminista, desprejuiciada, con un amplio sentido del humor y con una elocuencia burbujeante. ¿El único punto negativo? Que, después de “Oh América“, nos hemos quedado sin más Olschki que leer.