Hace unos años (más concretamente, tres) parecía que Victoria Hesketh iba a comerse el mundo. Nos dejó a todos patitiesos con “Stuck on Repeat” primero y “Meddle” después, dos jitazos de ramalazo eighties que competían en desparpajo electro con La Roux, en fiereza con Florence Welch y en comercialidad con una casi desconocida Lady Gaga, que por aquel entonces se quedaba en chola carne de radio bakala. Little Boots era la firma en un cheque en blanco que debía encontrar en su estreno en formato LP ,”Hands” (Warner, 2009), la vía de escape para convertirla en la diva pop definitiva. La BBC la incluyó en su prestigiosa lista de grupos a seguir de 2009 e incluso ganó el premio de la cadena de ese mismo año. Los medios se rindieron ante ella, la gente tarareaba sus canciones, el mundo esperaba con ganas aquel primer disco… que tardó más de la cuenta en salir. Y cuando “Hands” finalmente llegó a las manos de propios y extraños, muchos tenían la vista ya perdida en otros hits del momento y no supieron (o quisieron) desentrañar la deliciosa oda al pop bailable que eran todas las canciones de un álbum que resultó ser tan alegre como homogéneo.
Después de un considerable batacazo comercial, Victoria desapareció del mapa y se concentró en una carrera de dj que sí parece haberle dado réditos económicos. Hace unos meses, la Rubia de Oro volvía con “Every Night I Say A Prayer“, un mega hit de aires más noventeros, fresco y desprejuiciado en el que la cantante parecía querer reinvidicar ese puesto entre las divas dance que por derecho le correspondía y que en su momento le fue negado. Un segundo single, la potentorra “Headphones” (con unos “la la las” peligrosamente pegadizos) confirmaba un regreso que, no por más tardío, ha sido muy esperado.
Victoria vuelve a nuestro país en una doble fecha que la llevará este viernes 5 a la sala Copérnico en Madrid y el sábado 6 al Razzmatazz barcelonés (más info aquí) con el disco aún por hacer, con un montón de temas nuevos y con ganas, seguramente, de reivindicar hits antiguos. En su primera actuación en España, en Sónar 2010, demostró que en directo es tan peligrosamente bailable como en disco; y de su reciente show en el FIB (donde, por cierto, perdió el teléfono nada más llegar) se dice que fue de lo más disfrutable de todo el cartel. Estas dos fechas adquieren entonces una nueva dimensión: son la prueba de fuego que confirmará si Little Boots fue flor de un día o si, por el contrario, es la diva que siempre quisimos que fuera. Hablamos con ella de “Hands“, de la vida después de “Hands” y de ese brillante futuro que empieza en nuestro país este fin de semana…
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Muy bien, para empezar: ¿tienes ya título para el álbum? Sí, lo tengo, pero no se lo estoy diciendo a nadie todavía… ¡Lo siento!
¿Qué es lo que más te gusta de tus nuevas canciones? Todas mis canciones me gustan por diferentes motivos, así que es difícil tener que escoger algo en concreto.
¿Y cómo crees que reaccionará el público al escucharlas? Pues espero que les gusten a la gente y, sobre todo, ¡que les hagan bailar!
Durante las entrevistas promocionales de “Hands”, tu primer disco, dijiste en alguna ocasión que no eras muy buena escribiendo letras… ¿Crees que has mejorado en este aspecto y que podremos encontrar mejores líneas en este álbum? Creo que ahora disfruto más escribiendo porque no me presiono tanto como hacía antes y dejo que las cosas me salgan de una forma más natural. La clave está en no pensar demasiado en ellas o sonarán forzadas… A veces lo más sencillo es lo mejor.
¿Qué pasó después de “Hands”? En su momento se dijo que pasaste por una pequeña depresión… ¿Te llevó eso a plantearte tirar la toalla y dejar de hacer música? Mentiría si no dijera que en algún momento se me pasó por la cabeza. Han sido un par de años muy duros a nivel creativo, pero estoy contenta de poder decir que vuelvo a confiar en mis posibilidades.
Durante la gestación de tu primer disco hiciste un montón de videos en YouTube donde cantabas y hablabas con tus fans (o cualquiera que quisiera verte). Personalmente, creo que esto te hizo una artista más cercana; pero, ¿piensas que te pudo hacer también más vulnerable? Puede que sí. Soy una persona muy sensible y es difícil ignorar las cosas negativas o hirientes que puede llegar a decir la gente en YouTube o Twittter. Pero estoy muy curtida en este tema ahora mismo. Aquellos vídeos molaban porque mostraban que lo que estaba haciendo en aquel momento era algo genuino, pero no tienen mucho sentido ahora mismo que estoy de gira o grabando. Podemos decir que son un bonito recuerdo de mis primeros días.
¿Has aprendido algo de toda la experiencia que supuso “Hands” y hay algo que no te gustaría que se repitiera? He aprendido mucho acerca de cómo funciona la industria musical y esta vez quiero controlarlo todo por mí misma, que es algo que siento que no pude hacer con mi primer disco.
¿Te ayudó en algo ganar el premio de la BBC en 2009? Fue una ayuda y, a la vez, una desventaja. Fue guay porque conseguí mucha atención enseguida, pero eso puso mucha expectación y presión sobre el álbum.
Aunque pasaras una temporada un poco dura después de “Hands”, en tus nuevas canciones no hay ni rastro de tristeza o melancolía: si fue una época difícil, no se ve reflejada en ellas. A día de hoy, sigues haciendo increíble música de baile y canciones pop alegres y vitales, pero ¿podemos esperar algún tema más lento o alguna canción más intimista? Hay un par de canciones más lentas, pero no me apetece hacer muchas más. Estoy muy centrada en la música de baile, sobre todo desde que pincho tanto.
¿Podemos esperar alguna gran colaboración, además de la de Andy Butler en “Every Night I Say A Prayer“? Estoy trabajando con un montón de grandes productores pero no artistas, de momento. Lo que no quiere decir que eso sea algo que pueda ocurrir más adelante.
Ahora mismo, la música se consume de manera muy fácil y rápida. La gente escucha canciones y discos y rápidamente se olvida de ellos o los deja estar para ir a escuchar otra cosa diferente… ¿Crees que este modo de consumo afecta a los artistas negativamente? No es lo mejor. Sin duda, las cosas están cambiando y no puedes remar a contra corriente: lo suyo es encontrar una manera de conectar con la gente de una manera duradera. Lo cual es difícil porque, sí, todo se mueve muy deprisa… Pero es un desafío interesante.
Te llevó muchísimo lanzar “Hands”, y para cuando salió a la venta la gente ya había escuchado algunas canciones mucho tiempo antes (se me ocurre “Meddle“, por ejemplo). ¿cCrees que esto afectó a cómo lo recibió el público y a nivel de ventas? No creo que pasara tanto tiempo: sólo transcurrió un año desde que salió “Meddle“. Siempre hay mucha presión en hacer las cosas rápido, y por supuesto creo que eso puede afectar al resultado final. Sobre todo a nivel cualitativo.
Y, teniendo la experiencia de “Hands” (que no tuvo la mejor aceptación a la hora de venderse), ¿cómo es que has tardado tres años en lanzar un segundo disco? ¿No te da miedo que se repita lo mismo y vendas poco? El segundo disco ha tardado tanto en tomar forma porque ha sido bastante complicado encontrar la dirección y el sonido correctos, así como dar con la gente adecuada con la que trabajar. Ya no me importa todo el tema de la ventas: es muy difícil hacer dinero en esto habiendo tanta gente descargándose la música ilegalmente. Ahora mismo, creo que es más importante tener una buena carrera y una buena gira que te respalde y te dé felicidad y seguridad a nivel creativo.
¿En serio? ¿No te gustaría tener un gran éxito comercial como, no sé, Lady Gaga? En algunos aspectos, sí, claro. Todo artista quiere tener éxito, pero siempre suele venir con un alto precio; así que para mi dependería de cuál fuera ese precio.
¿Y qué pasará si este disco no tiene éxito? Eso depende de cómo juzgues tú el éxito. Si lo haces en base a venta de discos, no me importa. Sin embargo, si el éxito para ti es hacer un gran álbum que te hace feliz a tí y que tus fans lo disfruten, entonces eso sí que me preocupa.
Róisin Murphy es, para mi, una de las mejores artistas pop europeas, pero resulta que nunca ha llegado a ser súper ventas. De hecho, después de “Overpowered” y de ser mamá, dijo que no volvería a sacar un LP nunca más y que se limitaría a ir sacando singles (y es lo que ha estado haciendo hasta ahora). ¿A ti qué te parece una decisión así? ¿Te ves a ti misma haciendo algo parecido? Puedo entenderlo totalmente: hacer un disco implica muchísima presión y conlleva mucho tiempo primero de grabación y luego de promoción y de gira. Los tiempos están cambiando, y lanzar un álbum es algo que se está volviendo cada vez menos relevante. Mientras la gente haga lo que quiere o lo que le apetece a nivel creativo, no creo que importe demasiado.
Eres una artista que, en general, cuida muchísimo la estética tanto en tus vídeos como en el artwork de tus discos y tu propio look. En “Hands” predominaba un rollo 80s muy acorde con la música, de hecho. En “Every Night I Say A Prayer” parece que quieras rendir homenaje a Madonna y a toda la cultura del voguing (que, por cierto, ahora mismo parece estar tan en boga)… ¿Es este el rollo que vamos a poder encontrar en tu album? No niego que sí, que hay cierta influencia de eso que dices… Pero no ocupa toda la estética del album. Esta canción en particular está muy inspirada por la escena house primigenia y la toda la escena ballroom de Nueva York previa al “Vogue” de Madonna.
¿Te ves haciendo algo que no sea ochentero? Los 80 siempre serán una influencia porque fue un periodo increíble y muy fructífero para la música, tanto pop como electrónica. Pero este disco es mucho menos ochentero que el primero: es más concentrado.
¿Y cómo vamos de Tenori-on en este disco? (El Tenori-on es un fascinante instrumento japonés que Victoria exprimió al máximo en su primer disco y que en esta redacción nos volvía locos en su momento.) Para ser sincera, hace tiempo que no lo utilizo. Llegó un momento en el que parecía algo más geek que instrumental, quiero que la gente disfrute del show porque tiene delante a una buena banda de músicos, sin trucos. Eso no quiere decir que no lo vuelva a utilizar en un futuro, pero de momento el show lleva un gran juego de visuales nuevos y estoy explorando nuevos instrumentos que añadiré al directo.